Siempre nos dicen que no hay que correr, que precipitarse es malo. Pero también oímos mucho el carpe diem,
el vive el momento. Yo, sinceramente, creo que cuando hay gente que
cuando usa todas estas cosas de forma contraria, mete la pata.
¿Que estoy equivocada? Es posible, pero según mi forma de ver las
cosas, cuando vives el momento, cada vez que intentas aprovechar esos
instantes tan vividos, queriendo sacarles todo el jugo, corres. Quieras o
no, acabas haciéndolo, avanzas rápidamente en el tiempo, disfrutando de
lo bueno. Al fin y al cabo, queriendo aprovechar el momento, el
instante, la vida, resulta inevitable no correr.
Dicho así,
¿a que ya no parece distinto? Sí, es cierto que muchas personas en
ocasiones corren demasiado, pero he de decir que cada uno tiene su
propio carpe diem. ¿O se mueven a la misma velocidad una tortuga y
un conejo? Las personas al final somos tan distintas entre nosotros que
casi parecemos todos de especies diferentes.
Por eso mismo,
¿realmente es tan malo correr cuando uno siente que así es como vive el
momento? ¿Dar el máximo de uno en cada segundo es lo incorrecto? Puede
que al final del camino cause más dolor, pero a mi entender eso es ya
asunto de cada uno con su destino, por lo que llego a ésto: para
disfrutar el paisaje, camina despacio si es así como quieres disfrutar
del rato que se te ofrece, pero no dejes de correr si es así como más
puedes saborear, precipítate si te gusta hacerlo así porque solo la vida
podrá decirte si te equivocaste en ello o tomaste la decisión correcta.
Correr no siempre es bueno, lo sé; todos nos hemos dado cuenta
alguna vez de ello, pero cuando el cuerpo te pide algo, cuando el
corazón te lo grita y el alma te empuja, sabes que tienes que lanzarte,
pase lo que pase. Puedes hacerte daño, pero la vida ha existido para
eso, para vivir y sufrir y disfrutar, y todo acaba yendo junto, así que
cuando el cuerpo te lo pida, ni lo pienses siquiera y corre, precipítate
y disfruta.
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