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7/01/2017

Vivir, errar.

     Es humano equivocarse, es lo normal, especialmente en una situación que se vive por primera vez. ¿O no es lo habitual? Creo que sí, pero parece que es algo que se puede castigar, el error en la primera situación vivida sin experiencia previa. Es así, y quien me diga que no, es que no tiene ni idea. Sé qué es que te castiguen por el error de una primera vez, y duele, y te hace sufrir.
     Por eso me gustan tanto los animales. Incluso aunque en una experiencia fallen, no se regañan unos a otros, no se culpan, sino que se enseñan, se apoyan para que eso no vuelva a pasar. ¿Y nosotros nos ofendemos cuando nos llaman animales? Son ellos quienes deberían hacerlo.
     Los animales se mueven por instinto, solo hacen lo que necesiten en ese momento para sobrevivir o aquello que sus genes les griten. Pero nosotros no, nosotros nos movemos muchas veces por egoísmo, pocas son las personas que no lo hacen. Podríamos aprender algo de ellos, muchas cosas.
     Y una de ellas es esa, no enfadarnos con alguien de nuestra manda cuando alguna de sus acciones es errónea, o si nos mostramos molestos, decírselo, enseñarle cuál es el camino correcto, la opción más adecuada, guiarle. Porque, ¿qué ocurre cuando no lo hacemos? Que el daño no solo se queda en los demás, sino también en la que ha "cometido el fallo", porque no sabe qué hacer, cómo debería actuar de ese momento en adelante.
     Y sí, es una experiencia personal. Todo lo que escribo lo es, pero esta vez, en especial, es por algo. Yo no quise hacer nada malo; es más, pensé que mis acciones iban bien encaminadas. ¿Pero cómo voy a saber que no es así si no me dicen "Para, ésto está mal"? ¿Es que debo ser la adivina de las acciones humanas? Porque no lo había vivido ni en activo, ni en pasivo. Ni lo había experimentado ni lo había visto experimentar. ¿Qué debía hacer entonces? ¿Qué...?

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